Como un perro herido me encontraba tras el asesinato de mi compañera.
Todos llorábamos su pérdida pero no entendíamos por qué había muerto. ¿Quién podía haberle hecho aquello? ¿Qúé alma degenerada se había enseñado con su cuerpo? El forense determinó que no había sido un animal pero los desgarros encontrados habían apuntado hacia esa hipótesis en un primer momento.
¿Qué sabía Malena para que acabaran con su vida?
Repasé mentalmente los casos de los últimos meses para encontrar una explicación.
¿Un topo? -me pregunté- ¿tenemos un topo en el departamento?
Llegó en ese instante mi jefe: -No deberías hacerte tantas preguntas. Malena se las hizo y ya ves lo que le pasó. Como a ti – dijo disparándome un tiro en la frente.