Desde que nos levantamos nuestra vida está organizada para vivir de recuerdos.
Google te enseña las fotos de hace un año, en Gredos, hace dos, vendiendo el coche, hace tres en Pirineos, hace cuatro en Tahull, hace cinco en Finisterre… No sigo.
Según Cesare Pavesse “No recordamos días, recordamos momentos”. Y hay que reconocer que las fotografías nos ayudan a ello. Pero el tiempo pasa deprisa y con las imágenes digitales se nos olvida el disfrutar de un buen álbum en papel o unas magníficas latas de Cola-Cao con montones de imágenes en blanco y negro (para los que tienen más experiencia, no más años).
Nos pasamos la vida recordando días, momentos o circunstancias. Esa vajilla, el viaje de ensueño que hicimos, el vestido de la boda, lo que le gustaba a tus padres, lo que le gusta a tus hijos, lo que le hace ilusión a tu marido… memories, recuerdos.
Las canciones también nos invitan a recordar y en verano, las cadenas de televisión cierran los sueños y abren el desván. Acudimos despavoridos a las plataformas de pago o a los siempre queridos libros.
También sus páginas te hacen recordar. Es bonito releer lo que te ha hecho vibrar, lo que te hizo soñar, lo que te emocionó o lo que te hizo llorar o reír y gozar.
Pero estamos inmersos en un mundo que va muy rápido, que no deja disfrutar de los recuerdos. Hay un montón de novedades editoriales y quieres estar al día, que no te falte por leer la novedad de tal o cuál editorial.
Pensad por un momento en qué libros leerías o releerías si te olvidaras del momento, si te dejaras llevar por los recuerdos de verdad: ¿”Nada” de Carmen Laforet, elegida mejor novela del siglo XX en algún titular que he leído? ¿”El amor en los tiempos del cólera” de García Márquez? ¿”Todo esto te daré” de Dolores Redondo? ¿”Las tres bodas de Manolita” de Almudena Grandes? ¿”La noche soñada” de Máximo Huerta? ¿”La busca” de Pío Baroja?
¿Qué libro releerías este verano? Cierra los ojos y recuerda.