Se quitó su maravilloso traje de Chanel y se bajó de sus Louboutin. ¡Vacaciones! Adiós a la fama durante quince días. Su amiga Pura le había conseguido cita en una peluquería de barrio donde le iban a cambiar el color y el corte del pelo. Nadie la reconocería.
Iba a provechar la hora de la comida que era cuando había menos reporteros a la puerta de casa. Con pantalones cortos, el pelo dentro de la gorra y zapatillas planas pasaría inadvertida.
Todo iba a las mil maravillas: pelirroja y con pelo corto. Destino: la libertad.
Lástima que al pronunciar su nombre en el control de embarque todos se arremolinaran y comenzaran a sacar fotos.
En cuestión de segundos estaría su localización a la vista.
Casi lo había conseguido.