Del latín <<finis>>, la RAE lo define como “término, remate o consumación de algo”, “límite o confín” y en su tercera acepción como “objeto o motivo con que se ejecuta algo”.
Pues sí, este año 2022 llega a su fin. A mí, que siempre me gustan los años pares, este año no ha sido como hubiera querido. Estamos aquí y podemos contarlo, y eso siempre es positivo. Sumar es positivo. Pero este año también ha habido que restar. Y el cielo se ha llenado de unas cuantas estrellas.
La tristeza te llena de pena en estos días, como todos y cada uno. Pero quizá las luces, los villancicos y las risas de los niños te hacen notar un poco más las ausencias, la tristeza.
También ha habido muchas cosas positivas: he publicado mi segunda novela, he vuelto a viajar y he disfrutado con mi familia como hacía tiempo que no lo hacía. Y eso es muy importante, porque te da alas para seguir adelante, para sumar y para poner un punto y final a este año y comenzar el siguiente con optimismo.
A finales del mes de enero presentaré en la Biblioteca pública de mi barrio, Rafael Alberti, mis dos novelas. El 27 de enero a las seis de la tarde. Allí os espero. Ya os contaré con más detalle. Ahora cerramos el año, pero en breve lo abrimos.
Y habrá, además de esa presentación con la que inauguraremos enero, muchos proyectos, lecturas, escritura, viajes… mucha vida por vivir.
La palabra FIN es bonita cuando aparece en una película que has disfrutado, una novela que has vivido con intensidad, pero es abrupta para cerrar un año. Es cierto que según calendarios, religiones y creencias el fin es distinto en según qué países.
A nuestro año le quedan unas horas, un día y poco más. Pero es una convención más. Los años deberían comenzar en primavera y terminar a finales del invierno. Pero esa tradición nos anima a celebrar con globos, campanadas y uvas… y siempre es bienvenido celebrar. Aunque sea para poner la etiqueta de FIN.
Feliz año viejo, lo poquito que nos queda de él. En breve estaremos abriendo el 2023 como si un paquete de regalo se tratara, con un envoltorio dorado y un enorme lazo rojo.
Porque los comienzos, la vida, siempre hay que celebrarlos.