Según la RAE: <<Estado de grata satisfacción espiritual y física>>. Me gusta esa definición. Yo añadiría que es un estado temporal compuesto de momentos felices.
A veces la primavera que llega mañana nos trae instantes de subidas y bajadas (¿astenia primaveral?); de alegrías y llantos. Igual se te saltan las lágrimas por el final de una película ñoña o te sientes satisfecha adivinando el asesino en una novela policíaca.
Hay muchos momentos felices. Y esta semana he tenido unos cuantos. Hay que aprovechar. Por aquellos días que te levantas triste y ojerosa. Por los que sólo te dan ganas de llorar. Por los que sin saber por qué no tienes ganas de nada.
Dijo Bertolt Brecht que <<Todo el mundo persigue la felicidad, sin darse cuenta de que la felicidad está en sus talones>>. La felicidad la tenemos en las pequeñas cosas: un paseo por la ciudad, un recibimiento en el aeropuerto, una cena rica, unos momentos compartidos, un encuentro de amigos, una comida regalada, un vino para brindar, un abrazo… ¡Qué felicidad!
A veces estamos tan pendientes de organizar, de planear, de pensar únicamente en el futuro, que se nos olvidan esos suspiros de alegría. Lo más importante es apreciar las pequeñas cosas.
Esta mañana escuché a Juan José Millás en la cadena SER con Javier del Pino y me pareció una felicidad tremenda el experimento al que habían sometido al escritor.
En el fondo me creo un poco a medias que haya sido capaz de estar una semana sin radio, sin prensa, sin televisión, sin redes sociales… sin información, en definitiva. Eso para mí es felicidad. Era un experimento de la radio y lo más curioso es que ha sido capaz porque ha estado de promoción de su nuevo libro. Poder recluirse en una burbuja en la que no te enteras durante una semana ni de nacimientos ni muertes, ni de enfrentamientos políticos ni de leyes nuevas, ni de huelgas ni de manifestaciones… Una semana en la que detienes el tiempo informativo y tu tiempo dura más. Sin escuchar telediarios ni tertulias ni leer titulares agresivos, eres capaz de recuperar muchos minutos para ti. El autor se estaba replanteando el tiempo que ocupa en estar permanentemente informado. Yo también.
Seríamos más felices si no tuviéramos tan presente en cada momento todo lo que pasa en el mundo. Un poquito de información sí, pero no a todas horas.
Hay experimentos radiofónicos que deberíamos probar en nosotros mismos. Por el bien de la felicidad.