Dicen los escritores que saben, esos que han escrito muchos libros y han tenido éxito con casi todos, que las primeras páginas , sobre todo la primera, son fundamentales para captar la atención de un lector.
Todos los que presumimos de ser buenos lectores sabríamos recitar de memoria los comienzos de libros que son referentes en la literatura de nuestro país o de obras que han significado mucho para nosotros en un momento de nuestra vida. Y eso voy a comentaros en Instagram a partir de ahora.
Intercalados entre mis microrrelatos y mis reseñas, estará bien que ocupen un lugar destacado estas <<Primeras páginas>>. ¿Por qué he leído esos libros, qué han significado para mí, cuál es la importancia de esos comienzos?
El inicio, el final y el título son tres pilares en cualquier obra de ficción. Los entendidos recomiendan que cuando tienes terminado el manuscrito de tu obra después de haberlo corregido una, diez, treinta, cien veces… debes corregirlo al menos un par de ellas más, pero empezando por el final.
No vamos a contar finales. Destriparíamos (en castellano antiguo) o haríamos “spoiler” (en moderno) y eso no es bonito. Todavía recuerdo cuando yo era más joven y estudiaba literatura en el bachillerato de entonces, le pedí a mi profesor que me prestara <<Nada>> de Carmen Laforet. Después de dejármelo, me pidió que lo abriera por las últimas cinco páginas y leyera el final en voz alta para toda la clase. Creo que no se lo perdoné nunca.
La importancia del título y la primera página es siempre por lo que se guiará un buen lector. Portadas atractivas, sinopsis desconcertantes… todo es válido para ganar al lector. Pero la fuerza de un título y un comienzo espectacular hará que un adicto a la lectura no abandone esas páginas hasta el final y que las recuerde mucho tiempo. Incluso siempre.
Os propondré clásicos como El Quijote de Cervantes o El amor en los tiempos del cólera de García Márquez, La Busca de Baroja o Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosa. También Todo esto te daré de Dolores Redondo o Amapolas en octubre de Laura Riñón o Los nombres propios de Marta Jiménez; Mujercitas de Louisa May Alcott, o Una tienda en París de Máximo Huerta.
Una maravilla detenerse en los títulos (según Dolores Redondo el primer capítulo de una novela) y en los inicios. Seguro que os engancho para continuar hasta el final.
Ya sabéis. En breve, en mi Instagram @leeme1min tendréis Primeras Páginas