Muchas personas no sabrán de lo que hablo. Antes, por los pueblos y en el extrarradio de las capitales se oía una musiquilla característica, como un pitido, que anunciaba que el afilador de cuchillos, tijeras o herramientas había llegado al barrio. También arreglaban cacharros de porcelana.
Es algo antiguo, y tal vez muy rural. En lo que hoy conocemos como la España vaciada, el rural español, llegaban comerciantes de todo tipo. Allí apenas había uno o dos comercios que tenían un básico para sobrevivir. Los puestos ambulantes tenían casi siempre un día asignado de la semana para vender su mercancía pero otros como tapiceros, colchoneros o afiladores acudían cualquier día por las calles para ofrecer sus servicios.
El otro día oí al afilador. Y con ese sonido escuché mi infancia. En el mundo actual en el que la obsolescencia nos hace desprendernos de electrodomésticos y enseres que podrían tener una segunda vida bien reparados, es un sonido desconocido para la mayoría. Sólo gente con experiencia (y años) como yo sabe de lo que hablo.
Pero esa musiquilla te lleva a otras cosas, a otros recuerdos: la trilla en parva con bueyes, montar en burro, comer hojuelas y torreznos, bañarte en el río e incluso lavarte la cabeza allí con jabón “lagarto” porque no había agua corriente en las casas. Los muchachos nos pasábamos el día llevando cubos de agua a todo el mundo. Sólo fue hace cincuenta años, pero parece que fue en otra vida. Y eso que yo soy chica de ciudad. He aprendido a saltar riachuelos y subir montes ya de mayor.
Hay días en que la nostalgia entra por la puerta en forma de música y dejas volar la imaginación. Además, escribo acerca de los años veinte en los pueblos y los sesenta en la capital y te remueven tus lecturas unidas a tus recuerdos.
Esos veranos rústicos en los que cuando eras niña y te permitías no hacer nada (casi impensable hoy en día) son para enmarcar entre los pensamientos infantiles. ¡Si se pudiera viajar en el tiempo!
¿Y si el ruido del afilador nos recuerda cómo era eso de no hacer nada?
Feliz verano. Felices lecturas.