Según la RAE, uno de los muchos usos de los paréntesis es: “En las fórmulas matemáticas o químicas, los paréntesis sirven para aislar operaciones que forman parte de una serie”. Bien. Pues yo me quiero aislar como si fuera una fórmula matemática cualquiera.
¿Por qué y de qué me quiero aislar? De la violencia.
¿Os habéis dado cuenta de la violencia que existe a vuestro alrededor?
No me voy ni tan siquiera a la guerra de Ucrania o a las luchas entre israelíes y palestinos. Eso de por sí es un horror. Estamos en el siglo XXI. ¿No hemos aprendido nada? El viernes vi la película de “Napoleón” , la vida del emperador versionada por Ridley Scott en la que ni tan siquiera se menciona a España. Viendo sus estratégicas batallas y los edificios destrozados en ciudades ucranianas o en Gaza, la sensación es que no hemos avanzado nada.
Cuando se aprobó la Constitución Española, en mi colegio, en otra vida, comenzaron a darnos clases para explicárnosla. Siempre recordaré al magnífico profesor, Alfonso Urquía, hablando del “bien común”. ¿No hemos conseguido aprender lo que es el bien común?
Mientras en las calles de Madrid salían fundamentalmente mujeres a defender el día contra la violencia de género, un desalmado casi mata a su pareja delante de sus hijos.
Los violentos llevan semanas tomando las calles de Madrid no por una ideología ni en contra de otra. Todo el mundo tiene derecho a protestar pero no a agredir en defensa o en contra de una idea. Eso no es ideología ni creencia. Es barbarie. Venga de donde venga. Y la barbarie se está paseando demasiado por las calles de Madrid.
Poco bastó para desencadenar el horror en Dublín porque alguien dijo, alguien interpretó, alguien supuso… nadie quiere que asesinen a nadie, pero se supone que la justicia y las fuerzas de seguridad existen para algo. No hay que tomarse la justicia por cuenta de cada uno. Y menos decidir porque sí quiénes son los culpables. Y en qué bando están los buenos y dónde los malos.
Recordemos que el símbolo de la Justicia es una balanza y en democracia hay que respetar las mayorías.
Se nos están olvidando las reglas del juego. ¿Generan las redes sociales esta violencia, este odio que sentimos al de al lado? Hace unos años se conducía más o menos bien en ciudades como Madrid. Ahora ya no. La agresividad de los conductores es tremenda.
Deberíamos enfocarnos más en lo positivo, en las sonrisas, en los buenos días, el por favor, y las gracias. En pensar por la noche en las tres cosas buenas que te han sucedido en el día, en disfrutar de estar aquí, de vivir y ser feliz con lo que tienes, no pensar en lo que te falta.
¿En qué momento la sociedad perdió el norte y sólo se centró en lo negativo, el horror, el odio, la agresividad? ¿O es que siempre hemos sido así y yo sólo he querido ver la parte positiva?
De momento creo que me voy a quedar un poco más entre paréntesis, aislada del odio, pensando en cuándo poner el árbol de Navidad o cuáles van a ser los últimos libros que lea este año. A veces no es posible combatir el mal sólo con una sonrisa.