A veces, algunas veces, el cumplir años hace que perdamos facultades físicas y mentales. Pero nunca debemos dejar que el miedo entre en nuestras vidas.
Me educaron en la premisa de “quien ama el peligro, perecerá en él” que proviene de un pensamiento bíblico del Eclesiastés. Y eso incluía desde bañarte en un río o ir al parque de atracciones.
Con los años aprendí si no a ser valiente, sí a atreverme a hacer cosas que habían estado prohibidas para mí en la infancia. Tampoco es que haya sido muy temeraria, pero sí es cierto que he sido capaz de realizar algunas actividades que cuando era jovencita ni se me hubieran pasado por la cabeza.
Nada tremendo, pero auténticos logros para una chica de ciudad: he hecho trekking por los Fiordos noruegos, he subido montañas que no hubiera imaginado, he hecho esnórquel en Bali y soy capaz de montar en lancha y tirarme de un barco en calas donde no hago pie y nadar y disfrutar del momento. Tengo pendiente tirarme en parapente porque cuando iba a hacerlo aproximadamente hace un año hacía mal tiempo y ahí se quedó aparcado. Tengo que retomarlo.
Pero hay personas a las que paraliza el miedo. El miedo a vivir, a hacer cosas nuevas, a aceptar la vida tal y como viene, a aprender que cada momento es distinto, a saborear los instantes como si fueran únicos, como si cada día escribiéramos una página en blanco y al dar las doce se esfumara como la carroza de Cenicienta… Y quien no sabe salir de su miedo se queda sin saber vivir. Por eso es emocionante ver cuando alguien sale de su zona de confort y es capaz de disfrutar de esas cosas que son diferentes como montar en un barco o nadar en alta mar.
Hay muchos miedos en esta vida. Probablemente el peor es enfrentarnos a nosotros mismos. Vernos la cara y conocer qué somos capaces de hacer o no en función de nuestra mentalidad. Tal vez por eso me seducen las novelas negras que se adentran en la mente de los asesinos y alguna vez escribo algún microrrelato sobre ello, porque considero que es una de esas cosas difíciles de entender. ¿Cómo un ser humano es capaz de matar a otro? Lo importante es quitarle la careta al miedo y aprender a vivir sin él. Cuanto menos miedo, más vida, y cuanta más vida, más felicidad.
Vivir sin miedo es la mejor aventura a la que nos podemos enfrentar.
Feliz verano