<<Todos tenemos una sombra>>.Han sido las palabras de #JuanJoséMillás en el programa del domingo junto a #JavierdelPino en @la_ser.
Probablemente sí. Tras la tormenta mediática de esta semana, y el comunicado del político, realmente todas las personas (sobre todo los personajes públicos) tienen cara A y B como los vinilos o las antiguas casetes. El torrente de opiniones, artículos o declaraciones le deja a uno cansado de contemplar la realidad. Tras semanas anteriores oyendo audios que no por supuestos e imaginados remueven menos al ser escuchados como algo real, llega una bomba que estalla en las manos a cualquiera que hubiera oído la defensa de la mujer por parte del protagonista. Sus justificaciones, su ausencia de culpabilidad y su nula empatía con las víctimas sigue sorprendiendo. Su declaración, más todavía.
Leed el artículo de hoy domingo en @el_pais de @lalindesca. La desfachatez del comunicado es totalmente increible.
Tengo ya una edad y he pasado por muchas historias; propias y ajenas. Desde un colegio privado en el que se expulsaron a unos cuantos profesores por relacionarse indebidamente con alumnas cuando no teníamos ni dieciséis años… hasta tener que cambiarte de vagón de metro porque el tipo que estaba detrás de ti no paraba de arrimarse y hacer cosas extrañas con su mano en tu trasero. Ya estábamos en democracia, pero las mujeres seguíamos en silencio. Suponías que si decías algo, la mala serías tú. Él no tendría ninguna culpa. Y te cambiabas de vagón. Total, no había sido nada grave. No lo comentabas con nadie.
Entre medias, algún profesor, teniendo tú trece años se había acercado a tu cara y te había dicho: <<¡Qué buena te estás poniendo! ¡Te voy a violar!>>. Frases que se saldaron con unas risitas y un nerviosismo agradecido por el “detalle” del profesor (guay, querido y admirado) en fijarse en ti. No lo conté a nadie. Lo he recordado con el paso de los años.Tras ver que todo eso no eran comportamientos normales, sino intimidatorios en una niña preadolescente.
También en el trabajo, cuando ya “no estaba en el mercado” (madre de dos hijos y cuarenta años) entraba en el despacho de algún jefe que literalmente “me desnudaba con la mirada”. O nada más entrar a trabajar recibir la advertencia de compañeras mayores diciéndome que cuando tal director me llamara al despacho, que procurara no sentarme y estar siempre detrás de la mesa, que no le dejara acercarse. Después supe que acorralaba a las chicas que hacían de azafatas en los eventos en las escaleras. Como yo era titulada superior, me salvó la mesa del despacho.
Pero no denunciábamos. Realmente, no había pasado nada. Nos acosaban con halagos que no eran tal sino comentarios intimidatorios que acababas solventando con una sonrisa de circunstancias. Y agradecías que no pasara nada.
Años después (ya fuera de mi trabajo) supe que algún superior poco edificante dedicaba por las mañanas un comentario a todas las becarias: <<Señoritas, ¿han follado ustedes bien? Porque para trabajar aquí hay que estar bien jodido>>. Si entonces lo hubiera sabido, ahí ya tenía yo cierta experiencia y no me dejaba amedrentar por nadie. Habría salido en defensa de las becarias para que no tuvieran que escuchar esas cosas cuando iban a trabajar. Lástima que no lo supe.
Si lees los comentarios de muchas mujeres esto que cuento te parecerá una minucia. Pero estas cosas tan insignificantes que no denunciamos en su día son una gota en el torrente de las declaraciones de tantas mujeres vejadas y obligadas a callar en familias, entre sus círculos próximos, en los ámbitos laborales. Siempre callando, siempre entendiendo que la posición del hombre era lo normal.
Algo está haciendo mal la sociedad. Incluso entre las personas que defienden el feminismo, la independencia, la libertad, los prototipos machistas acaban por sobresalir… Y yo me pregunto si se puede hacer algo más que contarlo, si amparándose en salud mental, en drogas, en alcohol… la actitud de los hombres hacia las mujeres seguirá siendo no igualitaria. La educación, la educación es la base de todo y ahora mismo los datos aterradores de que los jóvenes se educan en el sexo con el porno son demoledores. ¿A los nueve, a los doce años? Leed #DelosReyesMagosalporno de @origendelmal, Beatriz Izquierdo. Es necesario saber.
Sé que es generalizar. Que no se debe generalizar, pero señoras y señores, estamos en el siglo XXI. Hemos avanzado un poquito, pero ¿tan poquito? Lo negativo de las redes sociales, los avances tecnológicos, internet, está ganando terreno a todo lo positivo.
Espero que no sea tema de tres días en televisión que cambiarán cuando un escándalo mayor o una guerra con más muertos nos invada y nos haga olvidar la última noticia. Vivimos en un mundo en el que como en Instagram, todo lo que supere los tres segundos ya no capta nuestra atención.
Pensemos un poco. No son izquierdas ni derechas. Son derechos humanos. Es la libertad del individuo. Es la elección de la persona. Es la singularidad de cada uno. No al abuso. No a la intimidación. No al miedo.