Experiencias cercanas a la muerte
Hoy escuché en la radio a Juan José Millás explicar cómo la Universidad de Santiago de Compostela estaba llevando a cabo una investigación sobre las experiencias cercanas a la muerte a través de unos desarrollos informáticos y gafas de realidad virtual. Al margen de la opinión del escritor (que no había sentido mucho más que estar en un videojuego) cuando oigo hablar de las personas que han bordeado la muerte o incluso que han cruzado al otro lado y han vuelto, me hacen recordar a una persona que sí me contó cómo se fue y cómo volvió.
No pretendo hacer un ensayo de este tema. Tendría que documentarme sobre un tema que desconozco pero que me atrae tanto como me aleja. Leí una novela, Tres minutos de color del escritor Pere Cervantes, en editorial Alrevés, que os recomiendo si os gusta este tema sobre vida y muerte.
Solo puedo decir que mientras transcurría el programa me fui mentalmente a los últimos días de un familiar, que me contó cómo notó que se iba de este mundo y se encontró con una luz blanca y todos sus familiares muertos que estaban arropados por esa luminosidad y que le llamaban. Me toca de cerca porque uno de esos familiares era mi padre. Todos le tendían sus manos y decían su nombre. Sus hijos no quisieron escuchar la historia. Me la contó a mí. <<¿Y por qué regresaste?>> –pregunté yo. <<Porque alguien con una voz mucho más fuerte dijo mi nombre y se apagó la luz>>. En esos días me habló de mi padre cuando era joven, de cuando ella fue novia de mi tío, de lo que no le gustaba de su familia, de lo que le gustaba de mi madre y de mí, de qué quería que hiciéramos cuando se muriera… Sabía que se moría y que le quedaba poco. ¿Por qué volvió? Me lo he preguntado muchas veces. ¿Para contarme esas cosas a mí? ¿Necesitaba contárselas a alguien? ¿Lo soñó?
Siempre he oído que cuando sabes que vas a morir pasa tu vida delante de ti en un instante. Reconozco que en mi caso no fue así. Yo no sabía que iba a morir, pero me sentía morir. Apenas respiraba. Una reacción alérgica me produjo un shock anafiláctico que pensé por unos instantes que me iba de este mundo. Un grupo de doctoras de mi centro de salud me salvó la vida. Pero recuerdo que solo me dio tiempo a pensar que me moría. Objetivamente me moría.
Y hoy os cuento todo esto porque escuchando estos experimentos, estos estudios sobre fenómenos sensoriales cercanos a la muerte basados en las experiencias de muchas personas que sienten que han dejado su cuerpo y en un instante regresan a él y vuelven a la vida, he sentido que a veces nos preocupa tanto lo que puede pasar, lo que pasará, lo que será, lo que habrá después de, que olvidamos el aquí y ahora. No vivimos pensando en nuestro momento, nuestra vida actual, nuestro instante. Los experimentos sobre el futuro y lo que habrá mañana no deberían importarnos.
Vivamos hoy, vivamos ahora. Es lo único importante