Y de repente, cuando quieres instalarte en la rutina, escribir, leer, ir al gimnasio, de repente te das cuenta de que tu agenda está llena de actividades, y tienes el coche en el taller y Madrid está insufrible y tardas más de una hora en llegar a cualquier sitio en transporte público…
Los agobios no son buenos para nada. Se trata de planificar con un poco de tranquilidad, y a lo que llegas, llegas.
He vuelto a la escritura con el objetivo de terminar una novelita que empecé hace un año, con la idea de presentarla a algún premio. No sé. Me asaltan las dudas. Pero como lo que me hace más feliz es escribir, me pongo a ello. Faltan algunos remates y una segunda, tercera, cuarta y quinta correcciones. ¿Me dará tiempo? Sin prisa pero sin pausa. Mientras tanto, un par de lecturas para que me acompañen en esta travesía: #Comerásflores de Lucía Solla Sobral en @librosdelasteroide y #Apegosferoces de Vivian Gornick en @sextopisoeditorial.
La semana ha tenido luces y sombras. Alegrías de reencuentros y celebraciones. Comidas ricas, teatro divertido.
Y la tristeza de perder a una persona querida. Eso no se supera con nada. Querrías acompañar más a quien ha perdido un ser querido, pero solo un abrazo puede transmitir lo que las palabras ahogan.
Club de lectura virtual en @amapolaslibreria con #laguardiana de Yael Van der Wouden editada por @salamandraed. Inquietante, con personajes femeninos potentes, con imágenes del pasado de posguerra mundial que nos recuerdan que desgraciadamente la Historia se repite. Dos mujeres. Una casa. Un pasado. Teneis mi reseña en IG, @leeme1min. Si me conocéis, no espereis una reseña tradicional. Buscad la sinopsis en otra parte. Yo os cuento mis impresiones. Solo de los libros que creo que merecen la pena. Y este, primera novela de la autora, la merece.
No quiero que pase el tiempo tan rápido. Pero el reloj ahí está, implacable, dando vueltas y girando. Una semana más. No me lo creo. Y sí, la Navidad está más cerca de lo que pensamos. Y me gustaría retener las horas y los días y que el calendario no avanzara. Mi chiquitina va creciendo; ya gatea, parlotea y te sonríe como si no hubiera un mañana. Y la vida toma otro color. Porque guardarías su olor en un tarro para que no se fuera, y detendrías esas manecillas para que la vida se conservara en ese instante, en el que ella, Sofía, te mira y tú solo eres capaz de tener ojos para su mirada.







