Le dice que yo no existo. La pequeña Aurora asiente con tristeza.
Su madre insiste abriendo el armario de nuevo.
<<¿Ves? Aquí no hay nadie>>. Besa a su hija en la frente y sale cerrando la puerta.
Entonces Aurora, que desde hace un año ha conectado con las hadas que vivimos tras los armarios me dice en un susurro:
<<Ya puedes salir>>.