Divagaciones dominicales.
Por qué nos gusta tanto celebrar?
Según la RAE hay distintas acepciones, desde alabar a alguien, realizar los actos procesales de un juicio, decir misa, indicar la ejecución de un acto, expresar alegría o admiración, llevar a cabo un evento o festejar un acontecimiento.
Y sí, a todos nos gusta celebrar, en la versión más conocida que es la de festejar.
Y los reyes del festejo son los andaluces; en concreto los sevillanos. Estoy en Sevilla para celebrar los cincuenta años de sacerdocio de un amigo. Su vida sacerdotal ha transcurrido desde los curas obreros a la realidad de una céntrica parroquia. Cincuenta años dan para mucho y es impresionante sus vueltas en la vida pero siempre de la mano de Dios: en Perú, en Roma, en Sevilla… Todos se han unido para celebrar. Emocionante.
Al margen de creencias, es un placer escuchar a un hombre sabio que como “El Principito” de Antoine de Saint-Exupérie está convencido de que “lo esencial es invisible a los ojos”, alguien de quien aprendes en todo momento; alguien que te hace sentir bien como persona.
Además los sevillanos y sus visitantes están celebrando el puente en la calle y contagian esa alegría que se te mete en el cuerpo y no te abandona.
Me volveré a Madrid con un sentimiento de felicidad inmejorable para comenzar las fiestas y espero que con suficiente energía para decorar la casa un año más.
Estoy leyendo menos. Y escribiendo más.
Felices lecturas, felices celebraciones







