Ser un autor novel tiene sus ventajas: te sientes orgulloso de haber conseguido un sueño: publicar un libro. Publicar tu libro. Ese con el que siempre soñaste cuando tus ilusiones de joven te llevaban a crear historias.
Como desconoces el mundo editorial y aprovechando una pandemia te vuelves loca y decides publicar tu primera novela en @amazonkindle, haces algún curso de ortotipografía, diseño de portadas y preguntas mucho a FundéuRAE para asegurarte de que tus leísmos y laísmos están controlados. Aprendes a desenvolverte en Instagram para poder comunicarte con tus posibles lectores. Retocas tus fotos y te vendes a @Amazon para poder sacar tus páginas. Maquetas, corriges, buscas lectores cero… Y conviertes tu sueño en realidad.
Hay autopublicados que hacen todo esto pero con una editorial de pago. Es decir, la editorial les cobra por la lectura, por la aprobación, por la corrección de estilo, por la corrección ortotipográfica… Pero luego no hay difusión. No hay marketing. No hay propaganda. No hay presentaciones .
Aun así, tienen ventajas. Son autopublicados con editorial. Llegan las ferias locales, las ferias nacionales y pueden firmar y vender libros en cualquier caseta que les admita. Y se sienten un poco más escritores. Porque cuando firmas tus libros y entras en contacto con el lector, con el que te ha leído o con el que quiere leerte, es cuando te sientes más escritor, cuando tu sueño se hace un poquito más realidad.
Esta semana @jackbergareche ha escrito en TheObjetive un fantástico artículo que reza: <<Masoquismo en la Feria del Libro>>. Leedlo. No tiene desperdicio. <<La feria es castigo para el autor emergente, que debe recordar que lo importante no es despachar colas de fans sino contar una historia que aguante en el tiempo>>.
Yo he estado en algunas de esas colas. No tanto como están ahora los lectores esperando a que les firme Blue Jeans @franciscodpaula (al que menciona Bergareche y tuve el gusto de conocer en @Blacklladolid) o Joana Marcus @joanamarcusx, que viene de Wattpad. Pero sí con @dolores_redondo o @rosamontero_oficial o en su día con #MiguelDelibes.
Quizá los que no tenemos sitio ni en esa maravillosa @ferialibromadrid ni en librerías, ya que no nos edita nadie, estaríamos encantados de que nos dejaran un huequito para firmar. (A veces me dan ganas de coger una manta y ponerme en un banco de El Retiro).Tengo la enorme suerte de que la Biblioteca Rafael Alberti de Madrid me cediera su espacio y pude presentar mis dos novelitas. Y también me ha dejado un hueco @laurarinonsirera en @amapolaslibreria y @lauravelazquezgaldran en @velazquez_lp_libreria.
Y sí, quizá sea un sueño, y aunque no tuviera a muchas personas que se acercaran a conversar conmigo queriendo conocer mis historias, reconozco que me gustaría tener un huequito. Y me darían igual las colas de los demás. Aunque ni siquiera pudiera ser considerada como autora emergente.
Cada vez son más los escritores consagrados que se revelan contra los autopublicados. Dicen que las editoriales son un filtro que asegura la calidad. Se niegan a leer a alguien que empieza, y menos si estás en la plataforma de @amazonespana. Por sistema cada vez más personas no quieren comprar ahí y se nos cierra una puerta más.
Prometo que mis próximos libros serán con editorial, aunque sea chiquitita, para que puedan llegar a más lectores.
Un escritor quiere lectores que disfruten con sus historias y con la vida de sus personajes. Nada más, Nada menos.
Fotografía del cartel oficial de #ferialibromadrid por @mariasimavilla