El otro día recordé el inicio de “Malaherba”, la novela de @manuel.jabois en @alfaguaraeditorial: <<La primera vez que papá murió todos pensamos que estaba fingiendo>>.
Si no la habéis leído, os la recomiendo. Ágil, ligera, pero dura y sorprendente. ¡Qué cosas te vienen a la mente cuando vives situaciones límite! ¿Papá murió más de una vez?
Cuando uno muere más de una vez, recuerdas esos momentos. No estamos educados para la muerte. Ni siquiera los que están convencidos (o creen estarlo) de que hay otra vida más allá de esta tan bonita que conocemos.
Buscamos formas extrañas de referirnos al último momento: “muerte dulce”, cuando interviene el monóxido de carbono; “muerte feliz”, que nos explica Albert Camus; incluso “petite mort” para aludir a la pérdida de conciencia después del orgasmo femenino (otro tipo de muerte).
Como aprendiz de escritora, leo mucho acerca de vida y muerte porque ayuda a escribir sobre ello. Cuantos más asesinatos y forma de asesinar conozcas (en la vida real, en prensa, o en las novelas) serás mejor describiendo a un asesino o contando un asesinato.
Cuantas más historias leas acerca de la muerte podrás contar de primera mano con mayor claridad los síntomas, las situaciones, los escenarios… Tal vez un tema escabroso, pero hay fantásticos periodistas como Manuel Marlasca o escritoras como @dolores_redondo que ilustran perfectamente crímenes, asesinatos, muertes… o las imágenes con médicos forenses de @carmechaparro que son mi único conocimiento sobre la materia junto con las páginas de la trilogía del Baztan y algunos artículos de periódicos.
Mi tía, días antes de morir, me contó que había muerto. Que los familiares difuntos la llamaban desde el fondo de un pasillo con una luz blanca para que fuera con ellos. Ella decidió que no quería irse pero unos días después ya no pudo elegir.
Es cuestión de segundos. Estás o no estás. Eso de las películas que te cuentan que pasa tu vida por delante es mentira. No da tiempo.
Lo bueno es que no te llegue el momento. Que no sea tu hora y disfrutar del sol, la luz, la lluvia, el amor y la vida.
Cuando un escritor fantasea un domingo por la tarde, puede pasar cualquier cosa. Ya sabéis: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.