Estos días he retomado la sana costumbre de utilizar transporte público (Madrid está imposible en coche), y como dice mi querida @solangevernon es momento de aprovechar el tiempo de desplazamiento para el alma: leer o escribir.
El invierno ha llegado; en algunas montañas hay nieve y hemos asistido a auténticos diluvios en muchas ciudades.
El invierno aparece en estas fechas en muchos corazones: la soledad, las ausencias, las pérdidas… hacen que el frío y la tristeza nos atrapen. No dejemos que ese invierno se apodere de nosotros. Busquemos en nuestros recuerdos. Siempre hay cosas buenas y positivas. Siempre hay tres motivos cada día para alegrarse de estar aquí, de vivir. A veces es tan simple como pensar en ello, como abrir una ventana cada día al horizonte y ser feliz por estar, por ser.
En los últimos días la cotidianidad fea me ha asaltado: médicos, análisis, problemas en la comunidad sin resolver…
Falta de foco, que diría mi hijo.
La guerra sigue en Ucrania, la locura en Irán es terrible y el poco entendimiento entre políticos hace que cunda el desánimo.
Leo poco y escribo menos, pero desayuno cada día con mi hija y soy feliz. Y sí, el invierno es frío, pero de uno mismo depende tener calor en el corazón.
Os transmito en este invierno un poquito de calor, un corazón lleno de ilusión y unas felices fiestas creáis o no en la Navidad. Yo no creo en Mr. Scrooge.