He comenzado a leer <<El último hombre blanco>> de @nurialabari y su impactante comienzo me ha transportado en el tiempo: <<Hay un varón dentro de mí. Está aquí dentro desde que recuerdo, ese rugido de varón. Puedo oírlo ahora, al hombre que golpea en mi interior>>.
Tenía pendiente su lectura, pero ahora ya es urgente, para el club de lectura @espacioatella de @cmorenas y @solangevernon. Se me acumula el trabajo, porque yo que dije que no quería clubs de lectura, estoy ahí. Ahora mismo liada con tres. Pero con mucho gusto.
Con ese comienzo tan potente es imposible no dejar volar la mente y retroceder en el tiempo más de treinta años. La sociedad era distinta. Los trabajos también. Y seguía viéndose con recelo que alguien tan joven como yo accediera a un puesto de titulado superior. Por oposición y “sin enchufe”. Los primeros días en una oficina un tanto siniestra, en el mes de agosto y con todos los jefes de vacaciones, resultabas un ser curioso para todos. Y algunos compañeros intentaban averiguar de todas las formas posibles de quién eras amante o mujer (se rumoreaba que mis oposiciones habían sido convocadas para la amante de un director general, pero que también se presentaba la mujer de un político importante, y todos intentaban saber si era la amante o la mujer).
En poco tiempo modernicé una oficina en la que solo había papeles, creé bases de datos y organicé un caos desorganizado desde hacía muchos años. Mi madre estaba orgullosa de mí, de que fuera a trabajar cada mañana, de que su hija tuviera un trabajo en el que estaba contenta. La hacía feliz.
Y se dio la casualidad de que había una plaza vacante de jefe intermedio. Y a los jefes superiores les daba miedo de que pudieran traer a una persona no querida a ocupar esa vacante. Y me propusieron a mí, que llevaba solo algo más de un año en la empresa, que era mujer y que estaba embarazada.
Nunca olvidaré el consejo de un compañero que tenía la categoría que a mí me entregaban (ellos, hombres, pensaban que me regalaban).
<<Ahora tienes que demostrarles que eres todo un hombre>>.
Seguiré leyendo el libro, pero no he podido evitar viajar a mi pasado. Nunca fui “todo un hombre”. Demostré mi profesionalidad desde mi corazón de mujer, y tuve un equipo de trabajo formado por mujeres con mucha más eficacia que la mayoría de hombres que se cruzaron en mi camino. Me encantó el discurso de @susi_sanchez_abellan en los Goya de la noche pasada en Sevilla. Hablaba de colaboración entre hombres y mujeres. Ni tenemos que ser como ellos, ni ellos como nosotras. Tenemos que caminar juntos.
Y a pesar de estar en el siglo XXI, a veces, solo a veces, tengo la sensación de haber retrocedido, de haber perdido la esencia en el andar…
Yo, que siempre pensé que con el tiempo todos ganaríamos. Ahora me hacen dudar.