Había visto por encima sin leer reseñas el libro de Ottessa Moshfegh, “Mi año de descanso y relajación”. No me atraía su portada y nadie de mi entorno la había comentado. Pero en mi primera visita al @clublecturamiercolesnoche hablaron de ella como una segunda lectura inacabada.
El planteamiento era atractivo: una joven americana, blanca y rica decide retirarse de su vida durante un año dedicándose a dormir ayudada de todo tipo de medicamentos suministrados legalmente por su terapeuta. Mi idea de un año de descanso y relajación es muy distinta, pero está bien salir de la zona de confort, y este libro es muy adecuado para ello.
No he querido leer la intencionalidad o no de la autora; sí es cierto que el libro es provocador y perturbador a la vez que nos transmite un humor negro y una crítica social en cada rincón . Por otra parte, muy bien escrito.
No llegamos a saber en ningún momento el nombre de la joven, sí el de su amiga y también el de la psiquiatra que debería recurrir a un colega para que la tratara a ella. La alegría con la que dispensa recetas a la protagonista sin ni siquiera atender a su orfandad y sus problemas reales sería dramática si no fuera tratada con ese tono que emplea entre irónico y despreciativo.
Escrita en primera persona en el Manhattan neoyorkino de los 2000, antes del 11-S no deja títere con cabeza criticando todo y a todos. A veces te dan ganas de entrar en la novela y darle un par de azotes como si de un niño pequeño se tratara, pero eso sólo pasa en las películas de Woody Allen.
Ya sabéis que sólo recomiendo lo que me ha gustado por un motivo u otro. Creo que tiene un punto terrible que nos permite situarnos en el límite de todo. Os invito a su lectura.
¿La habéis leído? Contadme