Ella le quería solo para ella. Le llamaba a su despacho y se insinuaba con delicadeza.
Él mantenía siempre las distancias. No era descortés. No la rechazaba. Pero no se dejaba llevar. Y eso que su jefa estaba estupenda. No le importaría tener una aventura. Había intentado averiguar si estaba casada, pero entre los colegas nadie sabía nada. Y él tampoco se atrevía a preguntar directamente.
Bien es cierto que él llevaba unos meses saliendo con Rocío, pero todavía no era serio. Sí. Sería un puntazo tener una aventura con la jefa. No llevaba ni un mes en la empresa y ya le volvía loco simplemente pensar en la idea de llevársela a la cama ¿No tienen aventuras los jefes con las empleadas? Pues al revés tampoco estaría nada mal. ¿Y si se lo proponía?
Entonces recordó un letrero en la sala de reuniones: <<Nunca juegues con fuego>>.
La fecha
Su secretaria le confirmó la cita. El lunes próximo tendría que firmar los papeles. Miró la fecha en el calendario y se preguntó por un momento cómo había llegado hasta allí, cómo habían llegado hasta allí. Noviazgo, amor, una casa, tres hijos... Tal vez nunca...