Teníamos tantas ganas de que llegara, y ya ha pasado. Después de dos años de restricciones, prohibiciones y autocensuras, de repente, podíamos celebrarlo todo. Llegaba Semana Santa y podíamos viajar, ir de procesiones, hacer turismo o comer donde quisiéramos. Todavía teníamos que llevar mascarilla en interiores, pero era una cuestión de días. La legislación estaba dispuesta a que olvidáramos dos años de pandemia, muerte y contención. De un plumazo habían suspendido los datos y los informes. ¿Suspenderían también de un plumazo los enfermos?
La verdad es que es una suerte no tener que estar escuchando números de contagios, enfermos en UCI y fallecidos a diario. Los números no son tan alarmantes, pero todos seguimos teniendo conocidos que enferman, que los ingresan y lo pasan mal. Cercanos, cercanos, pocos muertos. Aunque si vemos lo que está ocurriendo ahora mismo en Shanghái, nos volvemos a echar a temblar. No olvidemos que todo empezó en China y no nos lo quisimos creer hasta que fue demasiado tarde.
Yo estoy de acuerdo en que se gripalice el coronavirus, pero sigue dando un poco de miedito.
No sé si querrán que también gripalicemos la guerra. Porque está ahí al lado, pero todos nos hemos puesto como el quico de torrijas y hemos evitado ver los telediarios.
Nos duele, sí. Pero queremos vivir. Tenemos esa sensación de que nos han robado dos años de nuestra vida. ¿Quién los ha robado? La propia vida, las circunstancias, la realidad… pero tras este paréntesis de libertad tenemos que ser conscientes de ir paso a paso. Cuando te encuentras a alguien que hace mucho que no ves, quieres besar, abrazar, volver a lo que hacíamos antes… Los españoles somos cariñosos por naturaleza y necesitamos tocarnos y besuquearnos para querernos más. Ahora casi preguntas si se dejan…
Esperemos que todo sea positivo. Abrir las puertas y ventanas y volver a viajar. Lo mejor del mundo (¿Antes o después de escribir? ¿Antes o después de leer?). Lo mejor del mundo es viajar. Gracias a eso leemos y escribimos.
Celebremos esta semana el día del libro, la noche de los libros, la semana del libro… los libros sí que nos hacen libres. No lo olvidemos.