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La España Vaciada, vacía, abandonada.

26 Jul 2022

España Vaciada es un concepto relativamente moderno que se utiliza para denominar a esos territorios que han perdido de forma progresiva su población desde mediados del siglo pasado.

Eso ha provocado el casi total abandono de esos pueblos, casi sin gente y ahora sin infraestructuras: médico, banco, seguridad, tiendas, párroco…

Todo visto desde una butaca en Madrid cómodamente, leyendo un artículo en un periódico o viendo las manifestaciones de estas personas por televisión, nos suele quedar muy lejano.

Ahora bien, cuando alguien empieza a relacionar la España Vaciada con la gran cantidad de incendios que se están sucediendo este verano de 2022 en España, ya no solo pensamos en el medio ambiente. Alguien dice, acertadamente, que los fuegos se apagan en invierno. Pero además del cambio climático tenemos que pensar que ni las cabras limpian los montes, ni hay gente en los pueblos que prepare caminos, corte piornos o construya cortafuegos. Los pueblos, grandes o pequeños, no tienen perímetro de seguridad, y probablemente no somos conscientes hasta que la guardia civil llama a tu puerta y te da diez minutos para desalojar.

Somos más conscientes de todo esto cuando vamos a un pueblo de vacaciones, dos, cuatro, quince días, y queremos comprar lo que estamos acostumbrados a tener en nuestro lugar habitual de residencia. Te ponen caras raras si buscas lechuga de bolsa, pan de tostadas que sea de semillas o integral o algo tan razonable como agua con gas.

Probablemente el problema sea nuestro, el de los señoritos de ciudad, que tendríamos que comprar la lechuga de la huerta (todavía hay gente que las planta), hacer tostadas de pan de pueblo y tomar el agua sanísima de la fuente.

Más problema hay si nos ponemos malos o tenemos que pagar algún arreglo en la casa. Te tienes que desplazar para que alguien te cure o tienes que ser previsor y llevar dinero en metálico. Si tienes mucha confianza porque ya te han solucionado algún problema en la casa con anterioridad, incluso podrás hacer una transferencia, pero normalmente no existe ni una sola tarjeta de crédito en los alrededores.

En estos días de verano caluroso, de sol abrasador, vemos cómo unos y otros se lanzan las responsabilidades a la cara, se acusan de malos protocolos y al final, no se trabajará este próximo invierno en solucionar lo que lamentaremos una vez más el verano que viene. Y los viejecitos se tendrán que conformar en las pequeñas poblaciones con enterarse de cuándo llega el autobús del banco o cuándo viene el de la fruta o el pescado, que también están en contra de los intereses del pequeño comercio de la zona. Nosotros volveremos a nuestras comodidades.

Quizá, solo quizá, nos estamos equivocando todos.

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