No me lo podía creer . Ni mi familia. Ni mis amigos. Todo estaba reservado y pagado: el chaqué, el vestido de novia, los regalos, la cena de la preboda, la comida de la boda, el baile, las chuches y la barra libre. Hasta el viaje de novios, que debería llamarse de casados.
El de novios lo hicimos con unos amigos, quince días antes de la fecha señalada. Para relajarnos. Estábamos muy tensos. Y discutíamos Discutíamos mucho. Cada día. Cada instante. Delante de todos. No estábamos de acuerdo en nada. Me parecía que me había enamorado de una persona distinta. No le reconocía.
Total que dije: ¿Para qué esperar más? Y la boda se suspendió.
He adoptado un perro. El sí me quiere. Y no discutimos.
Tomando café (Y IV) El marido
Fui con mi mujer a la fiesta de Navidad de la empresa. Llevaba un año trabajando allí y aunque no mezclo trabajo con vida familiar el jefe insistió mucho. Noté una sensación extraña cuando les presenté. Como si se conocieran de antes. Bromeamos sobre eso los tres. Mi...